Como les digo ocurrido en EEUU, a raíz de un robo de documentos en la
sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, y el posterior
encubrimiento de la administración Nixon de los responsables.
Los implicados resultaron ser veteranos miembros de la CIA. El jefe de
los detenidos era nada menos que el director de seguridad del comité
para la reelección del presidente del Partido Republicano, Richard
Nixon.
Las acusaciones que pesaban contra los agentes eran por robo y por tratar de espiar las comunicaciones del Partido Demócrata.
Sin embargo, los medios de comunicación tomaron el relevo y fueron ellos los que comenzaron a desentrañar el misterio.
Poco después, comenzó a recibirse la decisiva ayuda de un informador
anónimo incrustado en las altas esferas del poder, al que se conoció
como Garganta Profunda.
Ante las dimensiones que estaba adquiriendo la conspiración, el Senado
tomó cartas en el asunto y constituyó una comisión de investigación.
A raíz de los interrogatorios se descubrió, no sólo que la trama de
implicados era cada vez más amplia, sino que afectaba cada vez más al
círculo íntimo de Nixon.
Pero las investigaciones no se detuvieron, ni por el FBI ni por la
prensa, destapándose que el Watergate había sido una de las muchas
actividades ilegales cometidas en el pasado, incluyendo fraudes y
sobornos, todas ellas dirigidas a asegurar la reelección de Nixon.
Entre las nuevas revelaciones se descubrió la existencia de una cuenta
secreta en México desde la que se pagaban todas estas acciones.
Acosado por la presión judicial y policial, así como las innumerables
revelaciones periodísticas, Richard Nixón escapó de los Estados Unidos y
se afincó en Canadá con algunos miembros del Partido Republicano.
Para asombro mundial, el para entonces ya ex Presidente de los Estados Unidos Richard Nixon pretendió instauran una República Estadounidense en el exilio.
Por supuesto la comunidad internacional no concedió ninguna legitimidad a la sorprendente actuación del ex Presidente Nixon.
Fuera de toda lógica y en una deriva que contradice el sentido común,
Nixon estableció la residencia oficial de su República Estadounidense en
el exilio, en la ciudad de Quebec.
Y así pasaron los años, con un Nixon trastornado y anunciándose como
Presidente de la República Norteamericana en el exilio, mientras
organizaba actos tan grandilocuentes como minoritarios.
Sólo unos escasos --y más fanatizados-- seguidores terminaron acompañando a un ex político ahogado en su grandilocuencia.
Finalmente, desprestigiado por su propio partido, arruinado y sin poder
volver a su país, Nixon se convirtió al budismo retirándose a las
montañas del Tibet para colaborar en su proyecto de liberación nacional
(FIN)
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