Por allí resopla:
La verdad es que no crean, el socialismo nacional o internacionalista, siempre es socialismo, y en sus extremos se tocan como una herradura:
La épica:
Los niños:
El trabajador:
¿Recuerdan cuando los separatistas nos animalizan? No es nuevo. Un enemigo deshumanizado pierde cualquier tentación de empatía.
Los niños, siempre los niños:
El combate, el soldado, el sacrificio supremo. El combate, el soldado, el sacrificio supremo, te impelen: tú, lucha por la causa.
El mimetismo estético e ideológico es asombroso. Los resultados idénticos. Con una salvedad: el comunismo tuvo más tiempo de ejecución.
Porque claro ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? El pacto germano-soviético: Ribbentrop-Mólotov
No les extrañe que el totalitarismo impere en el discurso separatista. Y así, conviven anarco-comunistas, izquierdistas pseudo identitarios, con conservadores nacionalista de ufano supremacismo. Recuerden: la causa, la épica, el sueño, EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD.
Un fuego purificador no puede faltar en toda buena ceremonia totalitaria que se precio, poniendo el acento en lo espectacular y no en lo especular.
¡Fuego!
¡Fuego!
...fuego. 
Sepan una cosa: para votar una opción político-económica, no hay que caer en el ridículo ni entrar en una religión partitocrática. Lo bueno de la democracia es que te permite rectificar cada cuatro años. No hay obligación de ser permanentemente confiado o imbécil. Ni abducido.
Porque de tanto jugar con fuego, al final algo o alguien termina quemado.
Normalizando el odio al diferente, buscamos dividir y no cohesionar, abrimos grietas por las que se cuela en humo del radicalismo.
¿Exagero? Puede ser. Pero cada vez veo que se está normalizando cosas absurdas y trasnochadas. El hooliganismo a la política.
No lo veo normal.
No lo veo normal.
No me gusta y no lo quiero para el sitio donde vivo.
Demasiada tela que cortar.
Y así, alguno luego se equivoca.
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