sábado, 21 de septiembre de 2019

EL NEGOCIO DE TRAFICAR CON PERSONAS (con destino Europa)

Desde hace años, Europa está recibiendo la mayor migración humana acaecida en este continente desde finales de la segunda guerra mundial.
   
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Cae el primer muro

Tras la implosión de la URSS en 1989, la desestabilización del Sahel y del Cuerno de África causó la caída de aquellos regímenes que eran sostenidos o recibían influencia de uno de los dos bloques hegemónicos: Estados Unidos o la URSS. Es precisamente en ese propicio --y anárquico--  vacío donde florecieron la delincuencia, primero, y el yihadismo terrorista más adelante. 






El último estadio del proceso que se gestó años ha, es el actual y masivo tráfico de personas que recibimos principalmente en Europa, un drama instrumentalizado por delincuentes, narcotraficantes, mafias, organizaciones privadas, políticos corruptos y organizaciones terroristas. 

Pero vayamos al principio. 


11 de septiembre de 2001: la <<Patriot Act>>


Aprobada por abrumadora mayoría por la Cámara de Representantes y por el Senado estadounidense, y promulgada después por el presidente de los Estados Unidos George W. Bush (26 octubre 2011), la "Ley Patriótica" constituyó una ley que ampliaba la capacidad de control del Estado para combatir el terrorismo. Mejorando la capacidad y coordinación de las distintas agencias de seguridad de EEUU, este control ponía trabas al flujo internacional de ingresos por actividades delictivas y al lavado de dinero.  




Las medidas de presión de la <<Patriot Act>> ocasionaron que los cárteles colombianos formaran empresas conjuntas con el crimen organizado italiano, y así porder lavar en Europa los ingresos obtenidos por medio del narcotráfico. 



Que en Europa no existiera una legislación similar a la Ley Patriótica norteamericana, facilitaba al crímen organizado "mover" unos beneficios obtenidos por el tráfico de drogas. Por ejemplo, las ganancias generadas en España, podían ser transformadas en derivados del mercado inmobiliaria invertidos en un país del centro de Europa para, desde allí, poder ser transferidos en euros hacia Bogotá sin pasar ningún tipo de filtro. 


Europa se toma desde África

Antes del 11 de septiembre y los ataques terroristas de Londres y Madrid, los carteles latinoamericanos de la droga enviaban su producto directamente a los puertos y aeropuertos europeos, pero, después de los episodios terroristas y con el aumento de las medidas de seguridad en toda Europa, se vieron obligados a encontrar nuevas rutas para sus envíos. En ese momento, Venezuela y África occidental resultaron ser ideales. 






Durante la mitad de la década de 1990, los carteles colombianos de la droga se esforzaron por establecer un clima de buenas relaciones con los políticos de la vecina Venezuela chavista. La técnica fue sencilla: colmarlos de dinero. Los resultados no tardaron en llegar. Ya en 1998 y tras su elección, Hugo Chávez ofreció refugio a organizaciones armadas implicadas en el tráfico de la cocaína colombiana. Tras 2001, llegó ingluso a animarlas para que estableciesen sus plantaciones de coca en suelo venezolado:



La siguiente fase de la operación “Africa” resultó más que evidente: se usaría Venezuela como punto base para el transbordo y posterior traslado de la cocaína que tendría como destino final Europa. 


En principio, los carteles eligieron Guinea-Bissau, una zona conocida antaño como la <<Costal del Oro>>, alcanzando su triste fama por ser la franja del litoral africano occidental desde donde partían los transportes de esclavos hacia el Nuevo Mundo. Para su sorpresa, cuando los narcos aterrizaron en Guinea-Bissau hallaron otra inesperada pero eficaz vía por la que traficar sus envíos de cocaína: las viejas rutas de contrabando transaharianas. Y así, transportarían la cocaína oculta en los mismos camiones y todoterrenos utilizados por los contrabandistas. Esos mismos camiones arenosos que, años después, serían también utilizados primero para transportar los occidentales secuestrados, y posteriormente en el tráfico de personas.


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Daniel Ruiz, denunció como representante de la ONU en Guinea-Bissau el creciente papel de la nación en el tráfico de cocaína: 


<<Desde un punto de vista geográfico, Guinea-Bissau era muy buena elección como punto para el transbordo de la mercancía. Es un territorio llano que incluye un archipiélado de unas ochenta islas, todas ellas cubiertas de una densa selva y fácilmente accesibles por mar. Contaba, además, con veintisiete pistas de aterrizaje construidas por los portugueses durante sus guerras coloniales, ideales para aviones pequeños que atravesaran el Atlántico desde Venezuela cargados de cocaína. Por último, Guinea-Bissau era un importante puerto pesquero. De ahí que sus puertos dispusieran de enormes almacenes vacíos donde el cartel podía guardar la droga>>.  



Los traficantes africanos no tardaron en sacar provecho de este negocio transportando cocaína hacia otros países. Gao, en Mali, se convirtió en su principal centro de operaciones. Desde Gao, la cocaína viajaba cruzando el Sáhara hasta las costas mediterráneas de Marruecos, Argelia y Libia. Desde allí, toda una flota de pequeñas embarcaciones llevaba la droga hasta Europa.
Guinea-Bissau tenía el caldo de cultivo propicio para las que se han calificado como: <<Las tres plasgas>>. (Sonsoles Meana) A saber: la corrupción, el narcotráfico y el extremismo religioso. 

 
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El terrorismo yihadista 

En 2003, terroristas argelinos del Grupo Islámico Armado (GIA) que utilizaban el contrabando transahariano como medio de financiación, decidieron diversificar actividades secuestrando periodistas y cooperantes occidentales que, confiados de una falsa sensación de seguridad en el mundo globalizado, recorrían todos los rincones del planeta (también los más peligrosos) Por supuesto contaban con el respaldo de sus estados que, después de que fueran secuestrados, pagaban los jugosos rescates exigidos por los criminales que les retenían. Con este dinero se financió en sus inicios un nuevo grupo armado: Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) El secuestro de occidentales había pasado a ser una importante fuente de ingresos para los terroristas. 



 

Para financiarse, AQMI ha recurrido tanto tanto al secuestros y tráfico de personas como al tráfico de droga en aquellas áreas más ingobernables del Sahel. Fundadores de AQMI ha seguido manteniendo sus vínculos con las redes de contrabando que se extendían desde el África occidental hasta el norte del continente, y que incluían diversas organizaciones delictivas de pequeño. Del contrabando de cigarrillos pasó al tráfico de cocaína aprovechando las mismas rutas transaharianas; luego diversificó su campo de actuación y se dedicó al secuestro de extranjeros para, en último lugar, involucrarse en el tráfico de inmigrantes desde África occidental hasta Europa. 

Mojtar Belmojtar
 

Los lazos entre los yihadistas y los cárteles latinoamericanos se hizo tan evidente que, asombrados, las fuerzas antiterroristas occidentales informaron de la localización de un Boeing 727calcinado enmedio del desierto de Mali en 2009. El avión había sido cargado con cocaína en Venezuela, y, despés de haber sido pilotado hasta el otro lado del Atlántico, se había estrellado en el desierto y había sido quemado para eliminar pruebas.






 

La droga llegaba desde Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela y Brasil. Al aterrizar en África, el grupo yihadista se encargaba de escoltar –tras convenido precio– el transporte de la cocaína latinoamericana a través del Sáhara rumbo a Europa. 




En la primera década del siglo XXI, con una criminalidad generalizada que había corronpido el poco o mucho tejido social, la desestabilización del Sahel lo hacía prácticamente ingobernable. Aparecieron varios Estados fallidos o semifallidos cuya situación forzó a muchos de sus ciudadanos a convertirse en emigrantes económicos. El destino de todo ellos estaba claro: Europa.




El tráfico de personas




Con la agilidad propia de los criminales, los terroristas de AQMI no tardaron en darse cuenta de las posibilidades que tenía invertir parte de las ganancias obtenidas con el negocio de los secuestros y el narcotráfico en esta otra rama de la delincuencia: el tráfico de seres humanos. Y no solo en África. Cuando en 2015 y tras diversos conflictos estalló la crisis migratoria en Oriente Próximo, los secuestradores y contrabandistas se apresuraron a reconvertirse en traficantes de mercancía humana: contaban –como había pasado en el Sahel con la infraestructura contrabandista– con toda una estructura organizativa dedicada al secuestro de occidentales. 


Con unos ingresos netos de unos 100 millones de dólares mensuales en verano de 2015, los mercaderes de personas entregaban decenas de miles de ellas cada semana en las costas europeas. Era un negocio “rentable”, porque la demanda superaba con mucho a la oferta y el coste de llegar a Europa no deja de crecer. En los inicios, 7000 dólares era el precio por llevar a una persona del África occidental hasta Italia. En el verano de 2015, con esa suma ya no se pagaba más que la corta travesía que lleva de Siria a Turquía y de Turquía a Crecia.

 


Los traficantes de seres humanos de la actualidad no son distintos de los comerciantes de esclavos del siglo XVIII: limitan la libertad de las personas y mercadean con sus vidas por puro interés crematístico.Utilizan a las personas como mercancía. Su mercado es la desesperación. 


Un negocio perfecto para los criminales


 La OIM ( Organización Internacional para las Migraciones) publicó en 2004 unas impactantes estadísticas referidas: más de un millón de personas del África occidental y central habían emigrado clandestinamente a Europa en el transcurso del decenio. El tráfico humano se había convertido en el mayor tinglado delictivo en el continente africano, solo superado por el de la droga. 


Hoy día esas cifras se han quedado obsoletas ante la avalancha de refugiados e inmigrantes que tratan de alcanzar las costas y fronteras de Europa. Se cifra en un millón los inmigrantes que lograron entrar en Alemania durante el 2015. En el invierno de 2016, la media de personas que entraba en Europa era de 3000 al día. 


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El 2004, obtener la documentación falsificada para acceder a la Unión Europea costaba alrededor de 4.000 dólares en países como Costa de Marfil, pero en lugares más pobres como República Centroafricana el precio rondaba los 1.900 dólares. En aquellas fechas, los traficantes ofrecían a quienes se podían permitir un billete de avión desde Costa de Marfil o Senegal hasta Europa un viaje por tierra hasta las costas de Libia y, desde allí, acceder por barco hasta Italia, costando todo el “paquete” entre 1.000 y 2.000 dólares. 





Antes de que la UE abriera oficiosamente sus fronteras en 2015, un ciudadano sirio que quisiera entrar en Europa con un pasaporte real desde Rumanía o Bulgaria por vía aérea tenía que pagar entre 10.000 y 15.000 euros. Si el mismo ciudadano sirio decidía acometer el viaje por tierra, el riesgo aumentaba pero los costes eran menores: costaba entre 2.000 y 4.000 euros. 




En 2004 Interpol calculó que el negocio de la inmigración ilegal en Costa de marfil rondaba entre los 50 y 100 millones de dólares al año, mientras que los traficantes que hacía de intermediarios en Senegal se embolsaban uno 100 millones de dólares también. Hoy día, se estima que todas estas cifras son 10 veces superiores. 


Un documento de Europol fechado en febrero de 2016, constataba la existencia de una nueva generación de “redes criminales que explotan la desesperación y la vulnerabilidad” de millones de personas. Más del 90% de los inmigrantes que llegaron a Europa en 2015 utilizaron los “servicios” de las redes criminales. 

El tráfico de personas es un “delito muy atractivo” económicamente, porque permite a los criminales obtener unos beneficios enormes sin arriesgarse excesivamente en caso de ser detenidos, señala Europol. Es un negocio multimillonario del que viven más de 40.000 sospechosos en un centenar de países, según la base de datos del organismo policial europeo.


Y así, para todas las organizaciones criminales de África u Oriente (de origen contrabandista, orientación religiosa o terrorista ) el tráfico de personas era el paso natural de la evolución de un “negocio” (el tráfico de personas) cada vez más pujante. 


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En 2007 el italiano Fabricio Gatti publicó un libro (Bilal) relatando su viaje de Senegal a Italia como infiltrado entre los inmigrantes. Fabricio relata toda una estructura dedicada al tráfico de personas, cuya cima estaría coronada por los traficantes de droga y personas, pero que en su base también podríamos encontrar todo un tejido “económico”. Por ejemplo los dueños de “taxis” que trasladan a inmigrantes en sus destartalados vehículos hasta los puntos de recogida; o la multitud de pequeños puntos en todo el recorrido donde tenderos hacen negocio vendiendo productos esenciales a los inmigrantes; además, también se encuentran policías y militares corruptos que roban o estorsionan a los inmigrantes durante el viaje o en los puntos de control. En definitiva, Gatti ha calculado que el dinero movido entre los sobornos y demás, podría alcanzar la cifra de entre 1 y 2 millones de europs netos, lo que nos informa de que el tráfico de personas llega a constituir un fructífero negocio capaz de sostener la depauperada economía de emplias zonas de África. 

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También por Somalia

Presa de diversos conflictos y bajo intermitente influencia de la URSS (primero) y de los USA (después) las armas soviéticas y norteamericanas sirvieron para alimentar los violentos conflictos y guerras que arrasaron el país. En un “estado fallido” de libro, la piratería somelí floreció el “negocio pujante” de la zona. La ONU calcula que, de 2005 a 2012, la piratería generó entre 350 y 420 millones de dólares en el Cuerno de África. En 2006, 188 personas fueron hechas rehenes; en 2009 1.050; en 2010 ya 1.181. 

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Pero la pirateria –al igual que ocurrió con el secuestro de occidentales en el Sahel– estaba condenada a ser un fenómeno con escaso recorrido. Reaccionando al secuestro de sus navíos, las compañías de transporte marítimo internacional y las compañías de seguros optaron por embarcar personal armados en sus navíos, e incluso costear flotills armadas que les proporcionasen escolta. Como consecuencia de tales medidas, los piratas somalíes hicieron la misma reconversión empresarial que sus homólogos del Sahel: se dedicarían al tráfico de seres humano. El negocio más pujante de África. 


El Danish Refugee Council publicó el resultado de una investigación realizada en Yemen entre mayo y junio de 2012 acerca del tráfoco de migrantes etíopes. La publicación, titulada Desperate Choices, incluía entrevistas con 130 personas que había sido víctimas de los traficantes. Las conclusiones eran impactantes: <<El secuestro, la tortula, la violencia sexual, el rapto y la extorsión se están convirtiendo en riesgos extendidos y frecuentes, en ocasiones letales incluso, para los migrantes en tránsito hacia los Estados del Golfo>>. 

 

Voces como la del periodista Colin Freeman (corresponsal del Daily Telegraph, quien a su vez fue también víctima de un secuestrado en Somalia) denunciba que la Unión Europea había demostrado una indiferencia relativa ante la actividad de los piratas cuando estos se ponen el <<mono de trabajo>> del traficante, lo que contrastaba con las enérgicas –y militares– medidas, como por ejemplo la <<Operación Atalanta>>, dispositivo puesto en marcha por que la Unión Europea para combatir la piratería. <<A la vista de que a menudo son las mismas bandas las que controlan ambas líneas de actividad, cabría esperar que las personas que trafican fuesen una prioridad del mismo nivel para las patrullas navales extranjeras como lo es la piratería>>.


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La conexión Siria

Como ocurrió en África, la actividad de las bandas criminales (ex combatientes y yihadistas) nacidas de parasitar el conflicto bélico en Siria, comenzó, en un primer momento, con el secuestro de occidentales. Los criminales lograron formar rápidamente toda una red de grupos delictivos especializados en el secuestro de extranjeros. Así, de igual modo que sus colegas africanos, cuando descubrieron el floreciente negocio de la inmigración clandestina, utilizaron toda su infraestructura delictiva para extender sus tentáculos hasta la misma Turquía, puerta con Europa y por tanto punto geoestratéfico del máxima interés.


 

 
El viaje en avión desde Turquía puede costar entre 8.000 y 10.000 euros, mientras que la ruta terrestre es más barata. Con una estructura criminal perfectamente establecida, muchos delincuentes africanos, orientales y europeos se aprovechan de las rutas de la inmigración para traficar con otras "mercancías": drogas y prostitutas. 


Con ánimo de lucro

El mayor movimiento de personas desde la segunda guerra mundial no solo es un filón para delincuentes europeos de poca monta. Desde ONG de ayuda humanitaria hasta empresarios independientes, son muchos los agentes para quienes esta situación representa una inmensa oportunidad de crecimiento, pues los refugiados e inmigrantes son personas a las que hay que alojar, vestir, alimentar y reubicar. He ahí un significativo sector de actividad <<legal>> que es sufragado (una vez más) el parte con el dinero de los contribuyentes, y en parte como parte de un volumen de negocio privado.


Un país de 5 millones de habitantes como Noruega recibió en 2015 a 31.500 refugiados, más del doble de los que había recibido un año antes. Dichas personas procedían predominantemente de Siria, Afganistán, Irak y Eritrea. La Dirección General de Inmigración (UDI) de Noruega, viéndose incapaz de gestionar tal flujo de entrada, recurrió a empresas privadas en busca de ayuda. 

 Un 90 por ciento de los refugiados que viven actualmente en Noruega son atendidos por compañías privadas con ánimo de lucro. Para los dueños de esas empresas, la llegada masiva de inmigrantes y refugiados equivalente a la Fiebre del Oro en la naciente Norteamérica. Por alojar y alimentar a los refugiados, el gobierno noruego para entre 31 y 37 dólares por noche.

 
 Clothes are handed out to new arrivals at Rade. The clothes the refugees are wearing have to be put into a freezer for 48 hours. 

Compañías como ORS Service AG generan sus ingresos mediante el negocio de la atención a refugiados en Suiza, Austria y Alemania. Por otra parte, es imposible recabar información sobre los ingresos de muchas de esas empresas, pues las empresas con ánimo de lucro que se encargan de los refugiados se han vuelto muy reservadas con sus cuentas.


En el Verano de 2015, unos quinientos migrantes y refugiados estaban alojados en un gran complejo, Centro di Costagrande, en el Véneto, cuyo propietario es un rico empresario de Verona, Pietro Delaini. El gobierno italiano para 35 euros por persona y día: 27.50 euros por habitación y comida, 2,50 euros en concepto de dinero para pequeños gastos personales, y 5 euros para que la organización cumpla con los requisitos del programa, que van desde clases de idiomas hasta visitas médicas. A veces se tiene la impresión de que los refugiados son mercancía para todo el mundo, una fuente inagotable de ingresos, toda una industria que se alimenta de la tragedia pero que, sin embargo, también crea cientos de puestos de trabajo en Europa. 


Fuente 

Aquí vemos un pronunciamiento de la Comisión Europea al respecto:






El terrorismo yihadista impone su ley


Como quiera que el tráfico de inmigrantes ha resultado ser un negocio rentable (igual que antes lo fue el secuestro de extranjeros) las organizaciones terroristas yihadistas, que controlan muchas de las zonas y pasos clave de las rutas de la inmigración, empezaron hace años una incursión y posterior dominación en el floreciente negocio del tráfico de personas.

Como relata Adrian Goldberg (Terror Finance & Emissions) los traficantes de personas pagan al Daesh un 50 por ciento de sus beneficios a cambio del derecho de navegación. En 2015, dicho “impuesto” generó unos 20 millones de dólares por cada diez mil inmigrantes. La organizaciones terroristas son cada vez más presentes en todas las rutas de la inmigración masiva. 




El aumento del flujo de inmigrantes que intentaron llegar a la Unión Europea ha generado la preocupación (en Europol) de que las rutas y redes del tráfico de personas sean utilizadas para la infiltración de terroristas (por ejemplo excombatientes extranjeros) En Europol también preocupa la financiación de organizaciones terroristas mediante el tráfico de personas. 
 

En 2015, las autoridades policiales de la UE identificaron algunos casos aislados relacionados con el uso de rutas de la inmigración por parte de terroristas. La mayoría de los casos se trataba de sirios o de otros países de Oriente Medio o África del Norte. Dos de los preguntos autores de los ataques de París en 13 de noviembre de 2016 viajaron a Europa disfrazados de inmigrantes irregulares. Los miembros de grupos terroristas o combatientes extranjeros que regresan con una nacionalidad de la Unión Europea, generalmente utilizan documentos robados, falsos o falsificados para viajar a la UE, y, por lo general, confían en las facilidades y protección ofrecidas por las redes de tráfico de personas. 

Las redes criminales operan en ¡¡230 puntos calientes!! repartidos por las principales rutas de entrada a Europa. Los contrabandistas ofrecen a sus víctimas varias modalidades de pago. La mayoría, un 52%, abonan el viaje en efectivo. Un 20% recurre a la “Hawala”, un sistema para transferir dinero utilizado habitualmente por el mundo musulmán que no deja rastro. En un 16% de los casos la familia efectúa el pago de los miembros que optan por emigrar.


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Infiltración terrorista en EUROPA


Por pura lógica, las organizaciones de terroristas yihadistas que utilizaban su infraestructura para sus criminales negocios y financiación, no tienen demasiados escrúpulos en utilizar los flujos migratorios para infiltrar sin el control de las autoridades policiales europeas elementos terroristas en Europa. Fenómeno que podemos observar de una manera creciente en los últimos años.








 VÍDEO CON LA NOTICIA

 

Y esa verdad incómoda, negada por quienes son favorables de una inmigración masiva y descontrolada, cuyos gurús mediáticos seleccionan convenientemente las noticias más amables y asépticas, no pueden evitar que la verdad empiece a emerger. 







 

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