Hay que decirlo: C's nació para
ocupar un nicho político abandonado por un Partido Popular que, en
cuestiones NACIONALES, y ante obligaciones contraídas con
separatistas (Pujol), renunció a dar la batalla política en
Cataluña; por ello desterraron a Alejo Vidal Quadras (azote de
Pujol) ¿La consecuencia?: los resultados del PP está ahí para
quien quiera comprobarlos.
De
manera similar, y esta vez por la izquierda, C’s amotinó cierta
respuesta ante la deriva nacional-identitaria de un PSC abducido por
un tripartido mendaz, creador de peregrinas teorías sobre la nación
de naciones (teorías inoculadas en el PSOE vía ZP y ahora vía
Pedro Sánchez) Y así, el partido más votados por catalanes de
izquierda de cuna o adopción, enterró su hegemonía perdido en una
deriva identitaria y nacionalista. También pueden comprobar su
histórico de resultados en Cataluña.
Pues
bien, C’s TENÍA QUE NACER, y nació aglutinando a los abandonados
en Cataluña (a izquierda y derecha) para, después, construir un
proyecto de iguales ante la ley para toda España. Y entonces muchos
vimos que eso era bueno para España.
El
odio del separatismo a Ciudadanos proyectado en la figura de una
política valiente (Inés Arrimadas, figura que ocupó el sitio de
repudiado mayor que antes disfrutaba Albert Rivera) provocó la clara
identificación de muchísimas personas con la lucha y los
insultos a Ciudadanos, que sentían como propios ; y cuyo resultado
último hemos visto en Cataluña (y también en Andalucía, a donde
se trasladó Inés Arrimada para hacer Patria) en forma de unos
magníficos resultados.
También,
el éxito de Ciudadanos tenía mucho que ver con el apático y
antipático rajoyismo, a quien le carcomía una corrupción
galopante, y cuya solución el gallego acometió a golpe de mensaje
telefónico: sé fuerte, soñaba... Un desastre.
Pero,
oh sorpresa, cuando C’s tenía que ser aglutinador de la
resistencia en Cataluña, adquiriendo además resonancia nacional por
su importancia en la caída del régimen socialista en Andalucía,
como digo, oh: C’s cambia el blanco principal de sus críticas para
dirigirse contra un minúsculo partido emergente: VOX. La irrupción
del pequeño partido extraparlamentario ha desatado lo peor de la
formación naranja, que agría sus ataques de una manera tan
desmesurada que asombra a propios y a extraños.
Y,
a todo lo relatado, tenemos que sumar la aparición de un socialista
francés, Manuel Valls (conocido por sus conflictos contra la
comunidad de gitanos rumanos en Francia), que quiere hacer un frente
común y, por tanto, totalitario y por tanto des-ideologizado, cuyas
consecuencias serían una merma en la capacidad aglutinadora de C’s
y un hundimiento (¿recuerdan Izquierda Hundida fagocitada por
Podemos?) de lo que queda del Partido Popular en Cataluña. Además,
Valls está robando el protagonismo a una Inés otrora combativa,
después de que ésta haya sido insultada por todos sin conseguir que
reculase y ganándose merecidamente unos magníficos resultados. La
maniobra Valls ¿para qué? ¿Para convencer a unos socialistas que
quieren quebrar el bloque separatista para después reeditar el
tripartido, o quizá para lastrar con su socialismo a un PP menguante
en Cataluña? Todo ello aderezado (también) con un cordón sanitario
contra VOX, partido cuya resonancia tuvo eco tras su enfrentamiento
contra el separatismo golpista. Acabáramos. No está España para
afrancesadas felonías. No lo creo.
Expuesto
todo esto: ¿dónde va Ciudadanos y para qué? ¿Cuál es su
proyecto?¿Frenar a VOX? ¿Heredar al PSOE? ¿O quizá enfrentar a
las derechas para ocupar el asiento del copiloto de una España
conducía por un PSOE radicalizado? Doctores tienen los partidos, y
que no cobran mal por pensar las cosas que tiene que pensar (ahí
está Iván, cabreando a todo el PSOE) Que cada cual haga su trabajo
pues de ello responden y comen. De momento.
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